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PROVERBIOS: PARA QUE LOS HOMBRES

ADQUIERAN SABIDURIA

por Ray C. Stedman

Ningún otro libro del Antiguo Testamento parece tan difícil de resumir como el libro de Proverbios. Al igual que sucede con un diccionario, parece cambiar de tema a cada verso. Pero, de hecho el libro de Proverbios está escrito de una manera lógica y de gran ayuda y si nos fijamos en sus divisiones, es fácil seguir el argumento de este libro.

Proverbios comienza con un breve prefacio introductorio de seis versículos, al que le siguen una serie de diez discursos diferentes de un padre a un hijo, llenos de exhortaciones muy prácticas acerca de cómo afrontar algunos de los problemas de la vida. Eso nos lleva hasta el principio del capítulo 10, y hasta aquí no hay ningún proverbio, pero en el capítulo 10 tenemos una colección de proverbios que se nos presentan como los proverbios de Salomón, el sabio rey de Israel, hijo de David.

Cuando Salomón se convirtió en rey tuvo una visión de Dios en la que él le preguntaba que era lo que su corazón deseaba más que ninguna otra cosa. Salomón pidió que le fuera concedida sabiduría y por haber pedido eso en lugar de pedir riquezas o fama, Dios le dio las tres cosas. Por lo tanto, estos son los proverbios sabios del rey más sabio que jamás ha tenido Israel. Esta segunda división continua hasta el capítulo 25 en la que empieza otra colección de proverbios que se dice que son los proverbios de Salomón, que fueron copiados por los hombres de Ezequías, rey de Judá, después de la muerte de Salomón. El libro concluye con un postludio, que encontramos en los capítulos 30 y 31 que nos llevan hasta las palabras de dos hombres desconocidos, Agur, hijo de Jaqué, en el capítulo 30, y Lemuel, rey de Masá, en el capítulo 31.

El libro de Proverbios expresa la conclusión de la voluntad del hombre. Juntos, los libros de Salmos, Proverbios y Eclesiastés, nos presentan el clamor del alma del hombre. En Salmos nos encontramos con la naturaleza emocional, que es una de las partes de la función del alma. El Eclesiastés trata acerca de la función de la mente, la búsqueda de la razón del hombre por toda la tierra, analizando, evaluando, sopesando y decidiendo sobre la base de lo que se puede descubrir bajo el sol, por medio de la razón humana, pero en el libro de Proverbios tenemos lo que es una súplica a la voluntad del hombre y la conclusión de la voluntad. Por lo tanto, este libro es todo él acerca de las cosas que el hombre debe decidir, sobre las opciones que tiene en la vida. Esto es algo que se expresa de manera maravillosa en la introducción de este libro. Para empezar encontramos un título en el versículo 1.

"Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel."

Y a continuación leemos el propósito del libro (vers. 2-6):

"Para conocer sabiduría y disciplina; para comprender los dichos de inteligencia: para adquirir disciplina y enseñanza, justicia, derecho y equidad; para dar sagacidad a los ingenuos y a los jóvenes conocimiento y prudencia. El sabio oirá y aumentará su saber, y el entendido adquirirá habilidades. Comprenderá los proverbios y los dichos profundos, las palabras de los sabios y sus enigmas."

En otras palabras, ha sido diseñado para que el hombre, en cada una de las facetas y edades de su vida, desde la niñez, pasando por la juventud hasta la madurez, pueda entender de qué se trata la vida. El libro de Proverbios es muy práctico y está especialmente recomendado para aquellos que están intentando resolver algunos de los misterios de la vida. Además, si usted está empezando a ponerse en contacto con el mundo, sus costumbres y sus misterios, este es un excelente libro de amonestación.

El versículo 7 es la clave de todo el libro y, debido a que Proverbios es el libro que trata acerca de la vida, también es este el versículo clave con respecto a toda la vida y es uno de los más importantes versículos de la Biblia, en el que se expone el resumen y la conclusión a la que llega este libro:

"El temor de Jehová es el principio del conocimiento [o sabiduría]; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina."

El libro entero enfoca la vida desde el punto de vista de que Dios tiene todas las respuestas, que Dios es omnisciente y lo sabe todo. No hay nada que le sea oculto a su conocimiento. El entiende todos los misterios y ve la respuesta a todos los misterios, pudiendo ver por debajo de todas las cosas y, por lo tanto, el principio de la sabiduría es la reverencia y el temor de Dios.

El "temor a Jehová que se menciona en el Antiguo Testamento no se refiere a una especie de temor acobardado, en el sentido de que pueda hacernos algo. Existen dos clases de temor. El temor a que Dios pueda hacernos daño, un temor que experimentan aquellos que intentar huir de él, pero el temor que se menciona en este caso es el temor a que nosotros le podamos hacer daño a él, que algo de lo que hagamos le pueda ofender o pueda producirle sufrimiento a su amoroso corazón que se preocupa y se interesa por nosotros. Esta palabra "temor quiere decir, en realidad, reverencia o respeto. Evidentemente, si Dios tiene todas las respuestas, entonces el que tiene la clave de la vida es el hombre o mujer, el niño o la niña, que aprende desde la niñez a respetar a Dios, a creerle y a entender que él nos dice la verdad.

La cosa más importante en mi experiencia cristiana es que aquí, en el libro de Dios, he encontrado la verdad. No puedo confiar en muchas de las fuentes de información, de consejo y de advertencia. He descubierto lamentablemente, en ocasiones, que lo que yo creía que estaba bien estaba muy mal, pero aquí tenemos la fuente de la verdad que ha transmitido Dios. Por lo tanto, el temor a Jehová es el principio de la sabiduría, no es el fin, sino el comienzo. Y solamente el hombre que tenga en su corazón un continuo respeto a la sabiduría de Dios podrá empezar a evaluar debidamente y a entender la vida.

En el capítulo 1, versículo 8, tenemos el comienzo de los diez discursos de un padre a su hijo. Comienzan con el niño en el hogar, tratando acerca de sus primeras relaciones y siguen cuando el niño comienza a ampliar su experiencia y a extender el círculo de su comprensión y cuando empieza a hacer amistades. Estas son palabras sumamente sabias y de gran ayuda con respecto a los amigos que escogen los jóvenes, destacando la gran influencia que pueden ejercer los amigos a esa edad. Por lo tanto, lo más importante que tiene que aprender el niño cuando crece es saber evaluar y escoger a sus amigos.

En el capítulo 3, nos encontramos con el joven que ya ha crecido y se marcha del hogar. Tan pronto como entra en la ciudad, se ve de inmediato enfrentado con toda clase de presiones y de tentaciones. Aquí hay una importante palabra de advertencia con respecto a las tentaciones con las que se encontrará. Habla con toda delicadeza, pero al mismo tiempo con sinceridad acerca de las presiones del sexo y lo que pasos equivocados como respuesta a estas presiones pueden hacer a una vida. Además, hay una advertencia para no verse involucrados en transacciones financieras que están mal y estas son advertencias muy prácticas. Toda esta sección se resume en el capítulo 3, versículos 5 y 6:

"Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. [¡Nunca se ha dado un consejo de más valor a la juventud que éste!] Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas."

Esta es una palabra de advertencia dirigida a los jóvenes que quieren hallar el secreto de la vida, que quieren tener éxito. Yo no he conocido nunca a gente joven que no quiera tener éxito. En la experiencia que yo tengo con la juventud no me he encontrado nunca a nadie que me haya dicho: "mi ambición es ser un mendigo tirado por las calles. Para conseguir el éxito lo que hay que hacer es confiar en el Señor con todo tú corazón, y aunque Dios te ha dado la razón y espera que la uses, no deposites tu confianza en ella como si fuese la respuesta definitiva. Cuando la palabra de Dios o sus caminos te han mostrado algo diferente, confía en eso en lugar de confiar en lo que sientes. He aquí el resultado (vers. 6-8)

"Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y apártate del mal, porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos."

¡Cómo hubiera deseado que alguien me hubiera dado estos versículos cuando empecé a moverme en el mundo. No hace mucho estuvo en mi despacho un joven que me contó una historia desgarradora. Cuando se fue de su casa y se trasladó a la ciudad, hizo lo que creía que estaba bien y lo que pensaba que le haría sentirse realizado en la vida. Pero fue cayendo en picado y se vio envuelto en las drogas, hasta que comenzó a inyectarse heroína y a experimentar con LSD, lo cual le producía fantásticas alucinaciones y acabó como alcahuete de una prostituta en las calles de San Francisco antes de que Dios, de repente, le hiciese despertar y se diese cuenta de lo que había sucedido en su vida.

Esa es la clase de cosa que el escritor de Proverbios está intentando evitar, haciendo notar que la vida no puede nunca entenderse aparte de una relación con Dios. La vida es algo que se nos queda sencillamente demasiado grande para que sepamos dirigirla. Por muy bueno que parezca ser el consejo, si no es consistente con lo que Dios nos ha dicho, es algo en lo que no debemos de confiar. Y esa es la conclusión a la que llegan estos primeros capítulos. Los capítulos 8 y 9 personifican las dos formas de vida. La sabiduría queda representada como a una mujer hermosa, llamando a los que la siguen para que la acompañen al lugar de la victoria, de la realización y del éxito en la vida, mientras que la insensatez o la locura, que cree que todo lo que hace está bien en su opinión, está personificado como una mujer malvada, atractiva, tentadora, fantástica y que nos tienta haciendo que caigamos en la muerte. Este es un pasaje maravillosamente poético.

Comenzando con el capítulo 10, tenemos la primera colección de la sabiduría de Salomón, todo ello expresado con palabras muy concisas y prácticas de consejo que abarcan todas las situaciones con las que nos podemos encontrar en la vida. Por lo tanto, este es un libro que debiera leerse una y otra vez, hasta que su sabiduría penetre en todos los ámbitos de su vida. Mucho de lo escrito quedará grabado por la mente y memorizado y podrá usted recordalo en momentos de presión.

Esta primera colección se compone principalmente de contrastes, en la que el escritor coloca dos cosas una junto a otra y muestra los resultados positivos y negativos de distintas actitudes y acciones. Al leer por completo esta lección, se encontrará usted con estas antítesis. Por ejemplo, en el capítulo 10, versículo 10 dice:

"El que guiña el ojo causa tristeza, pero el que abiertamente reprende hace la paz."

Ese es, como es natural, el contraste entre la mirada furtiva, engañosa y clandestina que se expresa guiñando el ojo, en contraste con el hombre que habla clara y sinceramente, diciendo lo que piensa, aunque lo que diga no les caiga bien a otros, pero el resultado de esta clase de franqueza es la paz.

Además en el capítulo 10, versículo 26, nos encontramos con un proverbio muy expresivo:

"Como es el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían."

Cualquier padre que haya enviado a su hijo a hacer un recado y el niño se haya entretenido por el camino sabe lo que esto significa. Si el vinagre hace que nos produzca dentera y el humo nos quema los ojos, de igual modo sucede con el hombre al que se le confía un mensaje y se entretiene por el camino.

El capítulo 11, versículo 22, es descriptivamente práctico:

"Zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción."

¿Se imagina usted eso? Un cerdo feo con basura que le cae como baba de la boca y un anillo de oro colgado de las aletas de su nariz. El oro representa el valor, pero en el lugar equivocado. Así es la mujer hermosa que no ha aprendido que la belleza no es algo exterior, sino la belleza interna del espíritu.

"Hay quienes reparten y les es añadido más; y hay quienes retienen indebidamente, solo para acabar en escasez."

Tenemos el valor de la generosidad que está muy por encima de la tacañería. Y en el capítulo 12, versículo 4 dice:

"La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la mala es como carcoma en sus huesos."

Estos versículos hablan por sí mismos, ¿no es cierto?

Los versículos 16 al 22 son un pequeño discurso sobre la lengua y sus peligros además de las bendiciones de la misma:

"El insensato al instante da a conocer su ira, pero el que disimula la afrenta es prudente."

Es decir, el insensato dice de inmediato lo que siente y no intenta nunca controlarse, sencillamente reaccionando ante todo lo que pasa. Pero el hombre sensato aprende a controlarse a sí mismo, haciendo caso omiso de los insultos y yendo a lo importante de un asunto.

El capítulo 12, versículos 18-19, 22 dicen:

"Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina. El labio veraz permanece para siempre, pero la lengua mentirosa, solo por un momento...Los labios mentirosos son abominación a Jehová, pero le agradan los que actúan con verdad."

Luego dice en el capítulo 13, versículo 24, un versículo muy conocido y apropiado para los padres:

"El que detiene el castigo aborrece a su hijo, pero el que lo ama se esmera en corregirlo."

Esa es la base del dicho: "Esto es algo que me duele a mi más que a ti.

El capítulo 14, versículo 12, se refiere nuevamente a los secretos subyacentes de la vida.

"Hay un camino que al hombre le parece derecho [y con cuánta frecuencia nos creemos que tenemos las respuestas, pero todo el consejo de este libro es que nuestra propia razón y sabiduría no son nunca suficientes], pero que al final es camino de muerte."

Por lo tanto "confía en Jehová y no te apoyes en tu propia prudencia esa es la aplicación.

A continuación en el capítulo 14, versículo 31 dice:

"El que oprime al necesitado afrenta a su Hacedor, pero el que tiene misericordia del pobre lo honra."

Aquí tenemos una palabra acerca de la necesidad de reconocer la unidad de la vida. La relación "yo-ello es un insulto para alguien. La relación "Yo-Tu (refiriéndose a Dios) es lo único que expresa el amor del cristiano.

El capítulo 15, versículo 11 dice:

"El Seól y el Abadón están delante de Jehová, ¡cuánto más los corazones de los hombres!"

¡Qué manera tan maravillosa de decir que Dios conoce los más profundos misterios de la vida. Nosotros no entendemos el Seól, no sabemos lo que representa el Abadón, el pozo, pero Dios sí! ¡Cuánto más no conocerá los secretos del corazón humano y nos puede decir el camino que debemos seguir! El versículo 17 de ese mismo capítulo es muy sagaz:

"Mejor es una comida de verduras donde hay amor que de buey engordado donde hay odio."

¿Quién no preferiría sentarse a una mesa en la que solo hubiese pan y agua, pero un maravilloso ambiente de amor, que en una mesa cargada de buenos manjares en la que todo el mundo estuviese metiéndose unos con otros?

El capítulo 16, versículo 13 dice:

"Los reyes favorecen a los labios justos y aman al que habla lo recto."

Hay otros versículos en Proverbios acerca de un rey. Cuando los lea usted, recuerde que Dios mira a todos los hombres como si fuesen reyes. Por lo tanto, esto es algo relacionado con usted. Dios le considera a usted como un rey que gobierna sobre su propia vida. Si lee usted teniendo en mente esta perspectiva, estas palabras sobre el gobierno y el reino le serán de gran provecho.

Los versículos 20 y 22 encajan perfectamente:

"El que está atento a la palabra hallará el bien y el que confía en Jehová es bienaventurado...fuente de vida es el entendimiento al que lo posee, pero el castigo de los insensatos es la misma insensatez."

¿Y qué es la sabiduría? Es algo que nos lo explica claramente el versículo 20: "el que está atento a la palabra hallará el bien.

El capítulo 16, versículo 32 es uno que muchos de nosotros necesitamos escuchar:

"Es mejor el que tarda en airarse que el fuerte; y el que domina su espíritu que el que conquista una ciudad."

Este es un versículo que se cita con frecuencia, pero en el que rara vez se cree. ¡Qué gran cambio se produciría en la vida si verdaderamente entendiésemos que el hombre que aprende a controlar su ira y a subyugar su propio espíritu, por la gracia de Dios, es un héroe más grande que el hombre que se apodera de una ciudad.

"El que justifica al impío y el que condena al justo ambos son abominables a Jehová."

Sin embargo, con cuanta frecuencia cometemos esa equivocación, justificando a los malos y buscando excusas a las personas que actúan mal, condenando a los justos y sacándoles siempre faltas.

El versículo 28 de este mismo capítulo encierra una gran sabiduría:

"Cuando calla, hasta el insensato es tenido por sabio; y el que cierra sus labios, por inteligente."

O como alguien ha dicho muy apropiadamente: "es mejor quedarse callado y dejar que todo el mundo crea que somos tontos a abrir la boca y despejar toda duda.

El capítulo 18, versículo 8 dice:

"Las palabras del chismoso parecen suaves y penetran hasta lo recóndito del ser."

Hay un motivo por el que nos encanta chismorrear. Qué cosas tan interesantes son. Nos encanta meterle el diente a la reputación de otra persona y ver el buen gusto que tiene, pero al mismo tiempo que malvado es hacerlo.

En el versículo 22 tenemos una palabra para los que se aman:

"El que halla esposa halla el bien y alcanza el favor de Jehová. Y esto dicho por un hombre que tenía mil esposas."

"Hay amigos que uno tiene para su propio mal, pero hay un amigo que es mas fiel que un hermano."

Esto es algo que nos recuerda que hay Uno que nos dirá la verdad, incluso cuando nos haga daño, y ese es Dios. Hay muchos amigos que están dispuestos a decir lo que queremos oír, pero no son realmente amigos. El capítulo 19, versículo 3 dice:

"La insensatez del hombre pervierte su camino y enfurece su corazón contra Jehová."

¿Verdad que eso es extraño? Cuando la propia insensatez del hombre hace que se meta en problemas, ¿a quién le echa la culpa? Al Señor. O si está casado, lo acepta como un hombre y le echa la culpa a su mujer, como lo hizo Adán en el Jardín.

El capítulo 20, versículo 9 dice:

"¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón; limpio estoy de mi pecado,?"

Esa es una pregunta a la que nadie puede responder, pero cualquiera que la pregunte con sinceridad va de camino a encontrar al Salvador.

"Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más recóndito del ser.

Para eso creó Dios nuestro espíritu. Nuestra naturaleza esencial es una que requiere que el Espíritu Santo more en nosotros porque él es la luz y nosotros somos la lámpara. Cuando la lámpara del espíritu tiene en su interior la luz del Espíritu Santo busca lo más recóndito de la vida y empezamos a comprendernos a nosotros mismos por primera vez.

El capítulo 21, versículo 9, nos ofrece un comentario franco de un hombre casado:

"Mejor es vivir en un rincón de la azotea que compartir una casa con una mujer rencillosa."

Y los versículos 30 y 31 del mismo capítulo dice:

"No hay sabiduría ni entendimiento, ni consejo contra Jehová. El caballo es alistado para el día de la batalla, pero de Jehová proviene la victoria."

Dios predomina. En una ocasión le dijo alguien a Napoleón: "El hombre propone, pero Dios dispone. Napoleón, en su arrogante ignorancia, respondió: "No, Napoleón propone y Napoleón dispone. Eso fue antes de la batalla de Waterloo.

El capítulo 22, versículo 6 es un versículo famoso:

"Instruye al niño en su camino; y aún cuando sea viejo, no se apartará de él."

Creo que esto debería realmente traducirse: "instruye al niño conforme a su camino, que quiere decir, averigüemos lo que hay en un niño y eduquémosle de manera que lo que Dios tiene oculto en él pueda desarrollarse y salir a la superficie y cuando sea mayor no se apartará de eso.

El versículo 16 acaba este tipo de proverbio que contrasta. Comenzando con el versículo 17 del capítulo 22, se nos presenta una clase diferente de proverbios. Estos son discursos generales, de dos o tres versículos de largo, sobre distintos temas y en esta sección hay algunas palabras que son de gran ayuda. Por ejemplo, en el capítulo 23, versículos 13-14 dice:

"No rehúses castigar al muchacho; si le castigas con vara, no morirá. [Puede que suene como si le estuviese usted matando, pero no será así.] Tú lo castigarás con vara y librarás su alma del Seól. Ese consejo es para los niños pequeños. Cuando hablamos acerca de los adolescentes, es algo diferente porque puede que sean mayores de lo que tú eres.

El capítulo 24, versículos 28-29 ofrece una palabra práctica sobre las relaciones con su prójimo.

"No testifiques sin causa contra tu prójimo, ni le engañes con tus labios. No digas: como me hizo, así le haré a él; recompensaré al hombre según su acción."

Incluso aquí, como ve usted, es el claro reconocimiento de la regla dorada.

En el capítulo 25 comienza la segunda colección de proverbios: los que fueron copiados por los hombres de Ezequías. El versículo 2 es realmente maravilloso:

"Es gloria de Dios ocultar una cosa y es gloria del rey escudriñarla."

Si quiere usted vivir una experiencia real, le sugiero que empiece usted a buscar aquellas cosas que Dios ha ocultado en su Palabra. Esa es la gloria de los reyes, hallar lo que Dios ha ocultado.

El versículo 17 de este capítulo dice:

"Detén tu pie de la casa de tu vecino, no sea que se harte de ti y te aborrezca."

Un consejo muy práctico.

El capítulo 26, versículo 2 dice:

"Como escapa el ave y vuela la golondrina, así la maldición sin causa no se realizará."

Por lo tanto, si alguien dice algo desagradable acerca de usted y no es verdad, no se preocupe por ello porque nadie lo creerá y los que lo crean no son importantes. Este capítulo tiene algunas palabras de gran ayuda acerca de las personas que causan problemas y cómo tratarlos. En el capítulo 26, en los versículos del 3 al 12 hay una serie sobre los necios. Los versículos 13 al 16 nos dicen qué hacer con respecto a los haraganes y lo que hay de malo en las personas laicas. Los versículos 17 al 23 tienen que ver con los entrometidos y cómo tratarles. Luego, en el versículo 24 hasta el final del capítulo se habla acerca de los desamparados y los que odian.

Al repasar rápidamente, leemos en el capítulo 28, versículo 27:

"Al que da al pobre no le faltará, pero el que cierra ante él sus ojos tendrán muchas maldiciones."

Ningún hombre es una isla. No debemos de encerrarnos para no enfrentarnos con la vida. Las personas que dicen que son demasiado sensibles como para visitar los barrios pobres se encuentran bajo condena en este versículo. Necesitamos ver cómo es la vida a nuestro alrededor.

El capítulo 29, versículo 1 es un versículo que se cita con frecuencia.

"El hombre que al ser reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado."

A continuación tenemos en el capítulo 30 nos encontramos con las palabras de Agur. Nadie sabe exactamente quién fue este hombre, pero sus palabras acerca de algunas de las maravillas de la tierra son muy prácticas. Y en el capítulo 31 ha quedado constancia de las palabras del rey Lemuel, acerca de lo que le enseñó su madre acerca de cómo ser rey. Lo último del libro es una maravillosa descripción de la mujer virtuosa. Muchos sienten que esta es la descripción que da el rey Lemuel de su propia madre, ¡y qué mujer era! Si usted es una joven buscando a una mujer que le sirva de modelo como esposa, le sugiero que lea este capítulo. Destaca de manera maravillosa la fortaleza y la belleza de la feminidad y la contribución única que pueden hacer las mujeres a la vida.

Este es, pues, el libro de Proverbios. Puede usted leerlo entero una vez al mes. Tiene treinta y un capítulos, que encajaría perfectamente en cada mes de treinta y un días. Por lo tanto, se puede leer un capítulo cada día. ¿Por qué no intentarlo?

Oración

Padre nuestro, te damos gracias por este libro tan práctico y por la advertencia para nuestros corazones, haciéndonos recordar que nunca podemos entender la vida, nunca podemos manejarla, nunca puede tener sentido hasta que no la enfocamos con confianza en ti y recordando que el temor del Señor es el principio de la sabiduría. Te damos gracias en el nombre de Cristo, amen.

Nº de Catálogo 220

Proverbios

Veinteavo Mensaje

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