La Administración de las Ordenanzas
Debemos explicar claramente a la gente la naturaleza e importancia de las ordenanzas. Esto es aun más importante desde que el hombre común y corriente tiende a asociar superstición a ellas. Hay varias maneras de poner las ordenanzas en su debida perspectiva. Algunos enseñan una clase la semana antes de administrar la ordenanza. Algunos predican sobre el asunto el domingo anterior o antes de administrarla. De todos modos, debemos asegurarnos que todos tienen el concepto debido de la ordenanza. Por falta de aclaración hay miembros de la iglesia que nunca disfrutan de la bendición de las ordenanzas y algunos están dañados por ellas.
El concepto nuestro de las ordenanzas, a distinción de las demás denominaciones, debe ser declarado sin vacilar. La restauración de las ordenanzas a su significado primitivo debe ser nuestra prioridad. El pastor que se calla es negligente en cumplir con su deber. En mi observación, el éxito espiritual del cual los Bautistas han disfrutado es dado en gran parte a su fidelidad en cumplir con la misión dado por Dios en aclarar la función de las ordenanzas. La manifestación más impresionante en nuestra iglesia, en nuestra patria y en los campos foráneos, ha sido realizada donde los grandes principios que Cristo nos ha entregado han sido proclamados fielmente. Siempre debemos tener cuidado en proclamar estas grandes verdades. Siempre debemos tener un espíritu cristiano y la debida cortesía. Debemos estar justos y amables con los que no están de acuerdo. No debemos provocar polémica en el acto de administrarlas. Si es imposible evitar la polémica, es mejor que sea a través de un sermón o en otra ocasión. Puede ser provechoso predicar un serie de mensajes sobre las ordenanzas.
I. La administración del bautismo.
Es imposible representar la verdad simbolizada por el bautismo sin emplear la debida manera. Por eso, debemos aclarar el símbolo. Debemos evitar cualquier cosa que oscurece el símbolo del bautismo. La verdad de la regeneración y nuestra muerte al pecado y resurrección a una vida nueva deben ser declaradas a los presentes a través del bautismo. Por lo cual, doy las siguientes sugerencias.
Debemos tener cuidado en prepararnos por la administración del bautismo. Debemos tener cuidado en elegir los que van a examinar a los candidatos. Debe ser hecho con bastante anticipación para que no tengamos que hacerlo apurado. El pastor debe estar bien preparado para la reunión, usando ropa adecuada. Una vez que está en el agua lleva el candidato cuidadosamente a un lugar donde el agua es lo suficiente profunda para sumergirle sin un gran esfuerzo. Pronuncie las palabras con reverencia y después sumergirle teniendo cuidado de sumergirle totalmente. Aparte de la formula, es mejor no decir nada más. La ordenanza misma está hablando a la consciencia y al corazón con una voz más elocuente que la suya.
Sobre todo, mientras que ore por sabiduría y poder en la libertad de palabras para predicar sobre la salvación en el sermón, también debe pedir sabiduría y poder en el uso del símbolo para declarar la verdad imprescindible en la ordenanza. Aquel ayudante divino, cuya presencia nos sentimos en el púlpito, estará con nosotros también en las aguas del bautismo.
II. La administración de la cena del Señor.
En algunas iglesias es la costumbre predicar lo que se llama "un sermón de acción" diseñado para traer a la mente, justo antes de la cena, los eventos del sufrimiento y la muerte de Cristo. Muchas veces es una reunión de mucho provecho. Mas a menudo la reunión está presidida por algunas palabras con el fin de fijar la mente sobre los grandes eventos simbolizados. De todos modos, debemos excluir cualquier pensamiento que distrae la mente de la solemnidad de la ocasión. Por supuesto, no es la ocasión debida de hablar de la administración de la iglesia o de retar a la iglesia por sus faltas. A veces el pastor está tentado aprovecharse de la ocasión por semejantes asuntos porque muchos están reunidos pero nunca es provechoso. Es el plan de Dios que, en esta reunión sagrada, cada mente esté fijo en él. La reunión se debe conducir de la siguiente manera.
Tomar el pan, dar gracias, pronunciar las palabras de la ordenanza, romper el pan y repartirlo a los reunidos.
Tomar la copa, dar gracias, repetir las palabras de la ordenanza y prepare las copas.
Por regla general se termina la reunión por cantar un himno pero no podemos estar seguros si esto era la costumbre de la iglesia primitiva. Siempre es apropiado hacerlo. Debemos tener cuidado en seguir el orden bíblico porque, si no, desviamos la atención de la gente de la ordenanza. En la oración debemos tener cuidado de usar palabras que confundan la gente. No pida la bendición de Dios sobre la copa o el pan con palabras que dan la impresión de que los elementos están cambiados milagrosamente. No debemos decir nada que da razón a la gente quedarse con sus conceptos supersticiosos de los elementos. No tenemos que llenar cada momento con palabrería. Es mejor dejar momentos de silencio para la gente reflexionar sobre el gran sacrificio de Cristo. Que calle el hombre mientras que Dios habla a través del símbolo. Esto llega a ser aun más obvio si recordamos que la ordenanza consiste de dos parte – la presentación de los símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo y el acto de comer y beber como la aplicación personal del participante. Administrado debidamente, la cena del Señor es una de los más grandes esfuerzos de Dios en inspirar y purificar el corazón y elevar la vida de la iglesia.
PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN
1. ¿Por qué es importante explicar claramente la importancia de las Ordenanzas?
2. Mencione las ordenanzas y los cuidados en administrarlas.
Harvey, Hezekiah, traduc. Russell George, El pastor y sus calificaciones, literaturabautista.com, Usado con permiso.