Isaías se convierte en uno de los hombres de mayor impacto y trascendencia en la historia del pueblo de Israel. Nació en Jerusalén en el año 765 a.C. Hay quienes aseguran que provenía de una familia acaudalada. Sobresalió por su íntima relación con Dios, que fue reconocida por el rey Ezequías al experimentar angustia por los terribles anuncios y decisión del rey Senaquerib, de Nínive, de invadir a Jerusalén. Fue reconocido como un gran poeta, que se anticipó en el tiempo para describir aspectos sorprendentes del ministerio y martirio del Mesías.
Con fundamento en uno de sus poemas, contenidos en el capítulo 26 que a la vez es un himno, compartiremos la enseñanza de hoy. El texto bien puede dividirse en tres segmentos. El primero desde el versículo 1 al 6 que refiere la importancia de atribuir el triunfo de Judá a Dios; el segundo aparte es el comprendido entre los versículos 7 y 19 donde hace alusión a una oración de confianza a Dios, en la que se pide ayuda; y por último, el bloque de los versículos 20 y 21 donde manifiesta que la respuesta de Dios a las plegarias de su pueblo no se hacen esperar.
Sobresale en el pasaje en su conjunto, el término confiar, que aparece 152 veces en el Antiguo Testamento y que toma como raíz los conceptos de fe, apoyarse y esperar en Dios.
I.- Dios espera que Su pueblo confíe en Él (vv.3-6.
1.- Si confiamos en Dios, nos guardará en paz por encima de las circunstancias (v. 3).
a.- No nos gobernarán la angustia, la incertidumbre y la desesperación que nos impiden buscar soluciones.
b.- No nos gobernará el temor, que nos impide avanzar.
2.- Si confiamos en Dios, podemos acudir a Él en cualquier momento y circunstancia (v. 4).
3.- Si confiamos en las fuerzas humanas, descubriremos que se desmoronan con facilidad (vv. 5, 6).
II.- Dios espera que su pueblo encuentre seguridad en Él (vv.7-11).
1.- Aquél que confía en Dios, camina en rectitud. Constituye su nueva naturaleza (v. 7).
2.- Aquél que confía en Dios, encuentra paz y seguridad en las enseñanzas de la Palabra (v.
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a.- Los valores y principios aprendidos en la Palabra llegan a tomar control y gobierno sobre nuestra manera de pensar (v. 8 b).
b.- Los valores y principios aprendidos en la Palabra llegar a tomar control y gobernar nuestras acciones.
3.- Aquél que confía en Dios desarrolla una íntima relación con Él en oración (v. 9).
4.- Aquél que no confía en Dios, aún viendo el error, sigue obrando motivado bajo sus propios criterios (vv.10-11).
III.- Dios espera que su pueblo sea bendecido en Él (vv.12-16).
1.- Dios desea que recibamos bendición (v. 12).
2.- Dios espera que lo reconozcamos como único y verdadero Señor (v. 13).
a.- Es necesario dejar de lado la confianza en los ídolos (v. 14).
b.- Es necesario que depositemos la confianza en Aquél que todo lo puede.
3.- Dios espera un pueblo dispuesto a ser tratado y transformado por Él (v. 16).
Conclusión:
La enseñanza del profeta Isaías gira en torno a tres aspectos fundamentales. El primero, la expectativa que tiene Dios de que Su pueblo confíe en Él. El segundo, el deseo que tiene de que, en Él, sus fieles encontremos seguridad, y por último, el hecho de que nuestro Padre celestial espera para usted y para mí, que seamos bendecidos. Confianza y seguridad, dos palabras claves. Cabe preguntarnos, ¿ha podido desarrollar estos dos conceptos en sus vivencias cotidianas? Si no es así, hoy es el día de que lo haga.