evangelio mundial
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Capítulo tres

Jesús caminó entre la gente

Richard C. Hobbs

Cuando yo pienso sobre el ministerio en las calles, yo pienso en el ministerio de Jesús y cuántas veces El ministró en las calles. Cuando yo leo el Nuevo Testamento yo puedo ver cómo Jesús anduvo en medio de la gente. El iba a los pueblos y a las aldeas y visitaba de casa en casa. Aun Su muerte fue pública, El fue colgado en una cruz en lo alto de una montaña. Después de mucho tiempo de estar compartiendo el evangelio en las calles con la gente, el evangelio se ha tornado más significativo para mi. Me emociona ver a Cristo en el evangelio como una persona que desarrolló Su ministerio en las calles de la ciudad donde El vivía y caminando en medio de Su gente.

Lucas 15
2
 ”Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come”. 

Jesús vivió entre Su pueblo y compartió Su vida con ellos. El lloró con ellos; El los tocó con compasión para librarlos de sus sufrimientos; y el extendió Sus manos para compartir el amor con Su pueblo. Nosotros debemos hacer lo mismo y permitirle a El mostrar su amor a través nuestro para que muchos puedan ser alcanzados. 

Esta es mi esperanza y llamamiento de seguir a Cristo y ser Su testigo en las calles y compartir como El lo hizo con toda la gente. Yo recuerdo a mucha gente que he conocido en las calles.   Muchos de ellos estaban sin Cristo y sin esperanza. Yo recuerdo una tarde estando en Tulsa, Oklahoma en la vereda de una tienda, le daba testimonio con la gente que pasaba por el lugar. Muchos vinieron a Cristo aquel día a medida que yo hablaba con cada uno de los que pasaban.  Un hombre  que parecía alguien que dormía en la calle se  acercó, y se sentó al otro lado de un estacionamiento y miraba como yo ministraba a la gente. El tenía una mochila y ropa muy sencilla. El caminó hacía a mí y dijo: “¿Es mi turno ahora?” Cuando oí esas palabras mi corazón se estremeció y fui movido a misericordia por él. La presencia de Cristo era tan real  como yo estaba de pie en ese lugar. Yo quería por sobre todas las cosas ver que Dios tocaba a ese hombre. El me contó que era adicto a la cocaína y que quería ser libre. El iba de camino a un albergue transitorio para pasar la noche cuando me vio a mi ministrando a la gente. Todo lo que él tenía estaba en esa mochila. El vino a Cristo y en ese mismo día Dios lo hizo libre de su  adicción. Me emocionó mucho el hecho de estar allí ese día y guiar a ese hombre a entregarse a Cristo. Le agradezco a Dios por la oportunidad que me da de ministrar a Su gente. Yo siempre recordaré cómo este hombre encontró esperanza en una calle de Tulsa. ¡A Dios sea toda la Gloria!

Lucas 15
7
 ”Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” 

Muchas veces la gente falla en ver las pequeñas cosas que Dios quiere que hagamos. Yo siento que Dios está esperando que nosotros nos movamos hacia Su gente. El no necesita mucho si pudo usarme para ministrar a ese hombre. Me pareció tan raro que este hombre me preguntará si era su turno. Evidentemente el corazón de este hombre estaba lleno de fe, aunque en ese momento yo me pregunta si Dios lo liberaría de esa adicción a la cocaína. Sólo necesitaba que yo estableciera una relación con él para guiarlo hacia el Único que le podía dar liberar y salvación.  Yo me encontraba en medio de un milagro de fe ayudando a esa persona a ser libre de los efectos del pecado. Me di cuenta que todo lo que Dios necesitaba aquel día, era que yo estuviese dispuesto a orar por alguien para que se completara el trabajo de Dios en su corazón. 

Me recuerda al hombre que estaba en un lugar inusual cuando Jesús pasaba por allí. Su nombre era Zaqueo, quien era un cobrador de impuestos. Zaqueo estaba trepado en un árbol en la ruta por donde Jesús pasaba. Aquel día Jesús lo vio y le dijo que quería ir a su casa. En las Escrituras nosotros podemos ver el ministerio personal de Jesús.

Lucas 19
1
 ”Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad.

2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico,

3 procuraba ver quien era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.

4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.

5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa , desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.

6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.

7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.

En el versículo 7, nosotros podemos ver que Jesús fue criticado por estar con pecadores. Ellos no se sintieron amenazados por quien era Jesús sino por lo que estaba haciendo. Usted también podrá experimentar persecución de los religioso como  yo tengo de algunos. Nuestra respuesta debe ser sincera. Yo me asombro cada vez que la gente me pregunta por qué yo estoy ministrando en las calles. Algunos dicen que no es bueno guiar a las personas a Cristo en las calles. Otros que es inútil, ya que ellos nunca vendrán a la iglesia. Yo les digo que Dios me llamó a salir a las calles, y caminar entre la gente para ministrarles, y yo debo hacerlo. Nosotros debemos ser capaces de llevar el mensaje del evangelio fuera de las cuatro paredes del templo a dónde la gente realmente está. 

Romanos 10
14
 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 

15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviado? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

Jesús quiere caminar entre la gente y espera que alguien quiera salir en Su nombre. ¿Quiere hacerlo usted?

Jesús llamó a muchos a seguirlo y les mostró Su vida como ejemplo. Era Su esperanza que respaldaba Su mensaje al mundo. Escogió primero a simples pescadores. Y luego llamó a otros también para que llevaran Su mensaje. El Nuevo Testamento llama apóstoles a quienes aceptaron Su llamado. Jesús escogió a simples personas como usted y yo. Lo que hizo diferentes a estos hombre fue la elección que hicieron de seguir a Cristo.

Mateo 4
18
 ”Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 

19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.

Pedro y Andrés fueron los primeros llamados a seguir a Jesús. El mensaje de seguirlo era la condición para recibirlo. Nosotros debemos ser seguidores de Jesucristo. Para compartir su amor, primero debemos experimentar Su amor. También, ellos fueron entrenados por Jesús. El dijo:  "Y los haré pescadores de hombres". Yo interpreto que este versículo dice que si lo siguen, Jesús les enseñará evangelismo personal. No hay dudas que es el evangelismo personal la forma en que Cristo espera que su mensaje sea compartido con el mundo. Podemos ver en el siguiente pasaje que Jesús comisionó a Pablo para que ministrara a toda la gente.  Nosotros debemos ser capaces de aceptar el mismo llamamiento.

Hechos 20
18
  “Cuando vinieron a él , les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia.
19 Sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos :
20 Y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaron y enseñaros, públicamente y por las casas”.

Mi esposa y yo fuimos con otros 20 creyentes en un viaje. Yo especialmente disfrutaba cada parada que hacíamos durante el viaje. Cada vez que parábamos, yo tenía una nueva oportunidad de llevar a alguien a Cristo. Fue maravilloso ver como Dios transformaba vidas en cada pueblo que visitamos. Algunos dicen que la cosecha es aquí y otros dicen que la cosecha es allí. Yo digo que el campo para cosechar es el mundo y siempre estamos en tiempo de cosechar.  Por donde quiera que vayamos hay vidas esperando que alguien les hable de Cristo. Dios quiere dar a conocer Su amor por medio nuestro. 

Juan 4
34
 “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses  para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

Nuestro ómnibus paró para cargar gasolina y nosotros fuimos a una tienda. Mi esposa y yo estábamos en la caja para pagar y a nuestro lado había un hombre parado y estaba siendo muy rudo con nosotros.  El estaba apoyado sobre un bolso cuando mi esposa abrió su billetera para pagar la comida. De repente el se rió del nombre en mi camisa de “Ministerios de misericordia en la calle”. El se burló y dijo: "Ustedes deberían pagar mi cerveza". Según los parámetros del mundo este hombre era alguien sin valor. No obstante, Dios piensa diferente, por tal motivo me pidió que lo esperara afuera y le hablara. Yo sentía más compasión por su alma que amargura por su rudeza.

Juan 3
16
 ”Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Cuando yo salí, otro hombre se disculpó por la mala conducta de su amigo. Yo le pregunté a este joven si el conocía a Cristo, y el me respondió que si. Entonces el hombre que nos había atacado salió de la tienda. Y yo me dirigí a él y puse mi brazo sobre su hombro y le dije que Dios lo amaba y que quería que yo se lo dijera.  En ese momento el sintió el amor de Dios. Yo comencé a hablarle de Cristo y del evangelio, y el dijo que no era creyente y que estaba seguro de ir al infierno si llegaba a morir esa noche. Yo sentí que Dios ya había tocado su corazón, mucho antes de que yo lo hiciera recibir a Cristo. Cuando oramos juntos para recibir a Cristo, el continuó con una oración para renunciar a Satanás y a todas las cosas en su vida que lo ataban.

Cuando el abrió sus ojos pudo ver todo diferente.  El aceptó a Cristo como su Salvador y fue libre de su pasado. Cuando yo me preparaba para irme, intenté sacar mi mano de su hombro, el tomó mi mano y no me dejaba ir. El fue totalmente cambiado y parecía ser una nueva persona. El puso su mano sobre la mía y me preguntó sobre qué tenía que hacer con el resto de su vida y qué debía hacer con la cerveza que había dejado en el mostrador de la tienda. El no se quería separar de mí. Yo puse mi otra mano sobre su corazón y le dije: “permítame orar por usted".  Yo ore y le pedí a Dios que lo guardara y le permitiera ser libre de su pasado. La presencia de Dios fue tan real que pareció tocarlo a él de nuevo. El hombre soltó mi mano y puso sus manos sobre su corazón. El dijo que nunca había sentido algo así antes. El había experimentado la presencia de Dios por primera vez en su vida. El supo que el Espíritu Santo de Dios lo estaba visitando. El continuo con sus manos en el corazón y ambos nos mantuvimos en la presencia de Dios. Todos ya había subido al ómnibus y estaban muy atentos de lo que estaba sucediendo con nosotros.  El hombre llorando dijo: "Usted no puede irse ahora. Usted no puede irse ahora".  El quería saber dónde podía ubicarme de nuevo y si era posible que yo volviera a verlo otra vez y tenía muchas otras preguntas. Yo le expliqué lo que significaba la presencia del Espíritu Santo y que Dios lo amaba tanto que nunca lo dejaría solo. Le regale una Biblia y le dije que podía encontrar a Dios todos los días leyéndola. El preguntó: "¿Qué sucede si hay cosas que no entiendo?" Le contesté, "Usted puede ir a una iglesia evangélica y seguramente que allí encontrará a alguien que lo podrá ayudar". Entonces el dijo: "Yo no sé adónde ir”. Inmediatamente busqué a su joven amigo y le pedí por favor que lo guiará a una iglesia para encontrar a alguien que lo ayude en su nueva vida.  Este joven dijo: “Descuide, yo lo haré”. El podía ver cómo Dios había tocado a su amigo.

Fue muy duro para mí dejar a este hombre. El me siguió hacia el ómnibus y seguía tomando mi camisa. Yo nunca me olvidaré ese momento. Era el amor de Dios lo que él estaba sintiendo. Mucha gente en este mundo nunca conocerá de la paz y el amor de Dios a menos que extendamos nuestros corazones y manos para alcanzarlos con el evangelio.

Jesús no habría podido salvar al mundo a menos que no haya caminado entre la gente. El comenzó su plan de evangelismo personal mostrando su ejemplo a unos pocos, que luego lo harían con multitudes. Cuando yo comencé en mi pueblo mi ministerio de evangelización en las calles, yo me paré fuera de mi auto y en unos pocos momentos mucha gente había recibido a Cristo. El Señor me habló y me dijo que yo debía sacar la iglesia a la calle y a las pocas semanas yo ya había entrenado a cuarenta personas de mi iglesia y con ellos salíamos a testificar a la calle. Con más testigos en las calles nosotros pudimos ver a más personas recibir a Cristo. Yo tuve confirmación de que ese era mi ministerio y el Señor me dijo: “Quiero que tu enseñes esto a las iglesias”.

A los pocos días una iglesia averiguó sobre nuestro trabajo y vinieron a preguntarme como lo hacíamos.  En un periodo de varios meses tuvimos más de cuatrocientos personas salvas  y ya habíamos golpeado en casi todas las puertas de nuestro pueblo. Iglesia tras iglesia me contactaban y me pedían que yo entrenara a muchos en el evangelismo personal. Una vez mas yo tenia confirmación de que ese era mi único llamamiento.

El Señor me habló y me dijo: "Te llamo para el mundo". Por primera vez en mi vida yo no sabía que hacer. Este era el más grande llamamiento que yo jamás había recibido. Con el paso de los años yo he guiado a miles de personas a Cristo y he entrenado a cientos en el evangelismo personal. Yo no sabía todavía cuál sería el próximo paso al que Dios me estaba llamando, hasta que mi amigo Arthur Blessitt me llamó. Un hombre que había cargado la cruz por todo el mundo y por todas las naciones. El me contó lo que Dios le dijo.  El me buscaba para poner mis materiales en Internet y poder entrenar al mundo en el evangelismo. Yo sabía que esto era posible. Esto es lo que Dios quería que yo hiciera. Confieso que algunas veces yo pensé hacer esto, pero primero quería compartir mi enseñanzas en las iglesias.  Yo tenía la habilidad y el conocimiento para compartir estas enseñanzas por Internet y no había obedecido el llamado. Ahora yo me siento orgulloso de haber sido obediente y poder transmitir este mensaje al mundo. Gracias Dios por los amigos cristianos que pueden  ayudarnos en el camino de la vida. Yo he puesto esta información en Internet y miles han sido entrenados  de cómo compartir a Cristo con otros en cualquier situación. Yo puedo ver claramente cómo Cristo ministra por medio de aquellos que son entrenados, y El toca a los perdidos que se encuentran a lo largo del camino.

¡Durante todo el camino Jesús me enseña a mi y me da Su plan de cómo enseñar a otros!

Lección Tres

Grupo de Discusión
1. Analice qué tipo de ministerio tiene hoy Cristo en la tierra. 

Estudio Bíblico
1. Encuentre ejemplos en el Nuevo Testamento donde Jesús entrenó a otros. 
(Mr. 6:7; Mt. 20:28; Lc. 11; Mt. 13:1-9).

Tareas
1. A medida que usted camine entre la gente permítale a Dios hacerle ver a la gente tal cuál El las ve. Deje que El use sus ojos y su corazón.

Richard C. Hobbs, Evangelist Mercy Street Ministries, http://www.mercystreet.com/espanol/1.html  


 
 
   
 
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