evangelio mundial
  La Calle
 

Noche en las calles y Ministerio entre pandillas

Richard C. Hobbs

El ministerio en las calles de noche y en las zonas peligrosas es emocionante. Aquellos que son llamados a este tipo de ministerio deben preparase y esperar encontrarse con gente que está sin esperanza y sin Cristo. Yo siento que las ciudades tienen diferentes costumbres y diferentes tiempos. Durante el día, toda la gente anda corriendo muy apurada y casi no tiene tiempo para escuchar nuestro testimonio.. Pero, durante la horas de la tarde y de la noche , y los fines de semanas, parece ser que la gente está más relajada y dispuesta para oír nuestro testimonio. Mucha gente nos pregunta como hacemos para testificarles a las pandillas o a la gente en la noche. Espero que la enseñanza de este capítulo le de a usted el coraje y el conocimiento para testificarle a los que habitualmente juzgamos. La enseñanza de este capítulo es recomendada solamente para adultos que sientan un llamado especial a este tipo de ministerio. Mi llamamiento me ha llevado a internarme en la noche, en muchas calles de ciudades de América Sin ese llamamiento, y el amor por los perdidos que Dios puso en mi corazón. Yo nunca me iría a testificar en lugares que no son muy recomendables.

Yo actualmente encuentro más fácil testificar de noche, y es mucho más emocionante no saber que puede ocurrir después. Yo le digo a otros: "Hágalo fácil para usted mismo". Si usted es un llamado para testificar de noche entre las pandillas, yo le sugiero que comience en zonas conocidas, cerca de bares o restaurantes. Primero, deje que las pandillas lo vean testificar en esa zonas, para que sepan que usted es un predicador del evangelio. Muy pronto usted verá como va estableciendo relación con algunos de ellos, a los que quiere evangelizar. Usted se tornará familiar para ellos, y ellos para usted, entonces usted se sentirá cómodo para andar por las calles por dónde el Señor lo guíe.

2º Corintios 4
3
 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;

4 En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que n o les resplandezca la luz del evangelio de la Gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios


5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.


6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Su comunicación en las calles debe ser enfocada hacia la juventud. Yo usaría un lenguaje similar al de la juventud. Los pasajes de la Escritura deben ser modernos. Si usted utiliza una versión muy antigua, se pasará gran parte del tiempo traduciendo algunas palabras poco comunes.

Le recomiendo que no levante a cualquiera en la calle y lo lleve con usted. Las drogas y las armas de fuego son muy comunes en las calles, y usted podría verse en problemas si es detenido por la policía en compañía de alguien que anda con drogas o armas de fuego. Usted debe tener mucha prudencia y manejarse con mucho cuidado cuando habla con la gente en la calle. Un linyera conocido mío, fue arrestado en la calle y le encontraron entre sus ropas un caño de hierro, además de residuos de drogas. Le dieron seis meses en prisión por el caño que usaba como arma.

Yo no le doy a nadie en la calle dinero. Yo prefiero comprarle algo para comer o una botella de agua, y dársela. Nuestra responsabilidad es alimentar al hambriento. Yo te animo a ayudar a los menos afortunados. Ten siempre contigo,  algunas direcciones y teléfonos de organizaciones que ayudan a gente necesitada. A veces, cuando ellos vienen a Cristo, buscan alguna institución que los pueda ayudar a salir definitivamente de sus problemas. Es preferible estar siempre en áreas iluminadas y no entrar en los lugares donde ellos, a veces nos invitan.   Usted se puede encontrar en una situación sumamente peligrosa. Sea muy cuidadoso al cruzar la calle. Cuando usted cruza una calle en un barrio bajo, no debe esperar que el auto se pare para que usted pueda pasar, tal vez eso nunca suceda. Mire bien sus pasos en la calle, veredas y callejones. Las calles de los barrios bajos están llenas de jeringas, botellas rotas y demás cosas infectadas.

Etiqueta Callejera

En las calles hay un código: no le diga a otros lo que has visto o has oídoA veces, las personas cuentan detalles de sus vidas a otros, y yo los interrumpo para decirles que no es necesario que me cuenten eso para orar por ellos.  Usted puede ganar respeto en las calles si respeta la confidencialidad. Este es uno de los principales consejos, nunca repita lo que le contó un miembro de una pandilla a otro. Usted podría estar en peligro o provocar una situación riesgosa para otro.

Yo no veo a Jesús en contra de las autoridades, solamente le interesaba tocar los corazones con los cuales se encontraba. Yo recuerdo que hubo un tiempo en que yo era investigado  secretamente por algunos funcionarios, y me sentía muy incomodo. Yo había pasado mucho tiempo testificando en los barrios bajos que no entendía porque ahora, yo era el investigado. Fui a encontrarme con el jefe de policía y me presenté, le expliqué quien era yo, y cuál era mi llamamiento. También le dije que yo no guardo informes, ni tampoco repito lo que escucho. El jefe de policía me entendió y me deseo lo mejor.  Me dijo que cada persona que yo pueda alcanzar con el evangelio, sería uno menos con lo que tendría que tratar él. Desde entonces, yo me he sentido muy libre testificando en esas áreas de la ciudad. Yo no hago esfuerzo para testificarle a los policías en la calle. Simplemente le agradezco a Dios que ellos estén en las calles, no obstante, yo trato de cuidarme mucho y nunca salir sin mis documentos.  Listo para mostrarlo si las autoridades me lo piden. Tampoco salgo con mucho dinero, ni con tarjeta de crédito, todo lo dejo en casa. Trato de no salir con nada de valor a las calles. Usted no podrá caminar ni testificar con libertad si está todo el tiempo pensando que perderá algo de valor. Usted necesita salir con cosas que usted quiera regalar. Lleve Biblias, calcomanías, tratados y libros pequeños. Llene sus bolsillos con eso. Estos materiales son las mejores herramientas para parar a los jóvenes en las calles y testificarles.

También nuestra vestimenta es muy importante en las calles. Yo trato de vestir muy sencillo y cómodo cuando salgo a testificar a la calle, y tener bolsillos grandes para llevar tratados. Muchas veces usted apreciará tener ropa resistente a la lluvia. Tal vez usted tiene que caminar mucho hasta su vehículo debajo de la lluvia. La mayoría de la gente que yo encuentro en las calles visten de esa manera. Algunos miembros de pandillas visten usando el mismo color. Yo no estoy muy preocupado mucho sobre esto, pero si yo conozco los colores que usa una determinada zona, yo trato de vestir pantalón Negro y camisa blanca. Trato de no identificarme con el color de las pandillas.  También, yo trato de llevar una Biblia bien visible en áreas donde se que están infectadas de pandillas, y me identifico como seguidor de Jesucristo. 

Yo recuerdo una noche que caminaba por una calle cerca de un Hotel en los Ángeles,  California. Caminé lo más lejos que pude, sin dejar de ver la parte más alta del Hotel.  Me encontré con unos miembros de una pandilla, y pensé que podía tener problemas. Ellos estaban vestidos de azul. Yo hablé con el más grande y fue muy rudo; me dijo: "Más vale que te vayas de aquí". Yo le dije: "Disculpa. Cuando fue la última vez que alguien se acercó a ti y te dijo: te cuido”. El respondió, "Disculpe. ¿Qué necesita?" Yo estaba llevando involuntariamente los colores de la pandilla, yo estaba vestido de azul. Gracias a Dios por su misericordia. Dios me permitió testificarles y mi ropa no fue el impedimento. Levántate y ve como Jesús, déjale a El que se preocupe por los detalles. Usted obra en lo natural, y Dios obra en lo sobrenatural.

Juan 12 
32
 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

Dos salvos en Los Ángeles, California

Cuando salimos del restaurante, nos cruzamos con dos hombres que habíamos visto antes en el restaurante. Yo me acerqué a ellos y comencé a testificarles. Sus nombres eran Harry y José. Ellos me dijeron que no podían acercarse a la localidad de San José por la pandilla. Mientras estábamos con ellos, veíamos a los autos de policías que pasaban y nos miraban. Ambos dijeron:, "La policía está preocupada con nosotros, cuida que a ustedes no les pase nada". Cuando estábamos con ellos, me parecía que ellos estaban muy interesados en todo lo que estábamos diciéndoles y le llamaba la atención que nosotros tomáramos tiempo para compartir con ellos. Les compartí la palabra de Dios y les extendí la invitación para que acepten a Cristo. Ellos me dijeron que pensaron que no podía pasar nada si aceptaban y dijeron: “Aceptamos, ¿qué tenemos que hacer?”. Yo supe que Dios me había guiado a estos dos hombres jóvenes y El haría el trabajo si a estos hombres le faltara fe. Yo he visto a muchos en las calles aceptar a Cristo, sin esperar que nada nuevo ocurra. Yo lo guié en oración a aceptar a Cristo, y ellos oraron en vos alta y con los ojos cerrados. Después de la oración, ellos se reían y me agradecieron. Hablamos por un rato y observe que se veían cambiados. Yo dije: "¿ Eh, muchachos, se pueden escuchar a ustedes mismos.? suenan diferentes". Entonces, ellos se miraron unos a otros y se rieron. Ellos se dieron cuenta que estaban cambiando y les gustaba la idea, y más, estuvieron muy felices de saber que habían sido salvos. Harry dijo: "Ahora, puedo estar fuera de la cárcel. Yo no podría hacer lo que quiero hacer ahora, si tan seguido voy a caer preso". Harry y José me dieron el abrazo más grande que yo jamás había recibido. Valió la pena el viaje para hacer que estos muchachos se encontraran con Cristo. Más miembros de las pandillas pueden ser salvos en las calles si más personas se disponen a compartirles el amor de Cristo.

Testificando en una esquina de noche en Los Angeles, California

Cuando estábamos testificando en una esquina, un joven drogadicto comenzó a ofendernos y fue a buscar a sus amigos para seguir atacándonos. Yo los vi venir, y enseguida pensé que estábamos en problemas. Se acercaron dos grandes muchachos en contra nuestra. En las calles, Dios, a veces nos da paz en medio de estas situaciones. Todo cambió cuando comencé a hablar con ellos y luego también orar por ellos. Fue en cuestión de minutos que Lorenzo y Bernardo vinieron a Cristo. Nos contaron que recién acababan de salir de prisión y que iban a una fiesta justo en esa esquina. Después nos enteramos que iban especialmente a sacarnos a nosotros de esa esquina para poder tener su fiesta. Fue maravilloso ver cómo esas vidas fueron tan rápidamente transformados.

La calle Blythe, calle de pandillas  

  

Por muchos años , la calle Blythe fue conocida como una de pendillas. Es una cuadra entera donde viven sólo los miembros de pandillas. Es una zona conocida por su influencia de drogas y pandillas armadas. Nosotros fuimos a esa calle a testificar en varias oportunidades y siempre fuimos bien recibidos por toda la gente con la que nos encontramos. Yo descubrí que la mayoría de la gente que vive en esa área está deseosa de tener esperanza y una mejor vida. Yo trato de que nunca las circunstancias dicten lo que yo voy a hacer o decir. Yo simplemente busco que las personas reciban a Cristo en su corazón, y me focalizo en sus necesidades para comenzar a presentar el evangelio. No obstante, usted deberá decidir por su propia cuenta si va a ir a determinadas áreas.

Yo tuve el privilegio de ir a la calle Blythe y encontrarme con dos miembros de las pandillas que luego se entregaron a Cristo. Uno de ellos, solamente volvió a esa calle después de diez años.  El tenía una carga y preocupación por lo que allí quedaron y el amor por los perdidos pudo más que el miedo por lo que le pudiera pasar. Cuando comenzamos a caminar por esa calle, la primera persona con la que se encontró, había sido un antiguo amigo, a quien inmediatamente llevó a Cristo. (Vea la foto) Yo me sentía privilegiado de ir a esa calle y sentir que Dios me guiaba y protegía, y también de encontrarme con cada persona a la que llevamos a Cristo. Era un gozo grande que Dios me daba de poder mostrar mi amor y compasión por esa gente.

Mateo 9
36
 Y al ver las multitudes , tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas  y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Noche en las calles en Fort Smith, Arkansas

Yo recuerdo una noche cuando yo estaba en las calles, un hombre estaba tirado al lado de mi auto. El comenzó a contarnos porque él estaba en ese estado: quería matar a su esposa y luego matarse el mismo. Yo hablé y oré. El corazón del hombre inmediatamente cambió y también su deseo de matar. Muchos de los encuentros que tenemos a la noche en la calle son dramáticos. Nosotros hemos podido ver la mano de Dios guardándonos, y también de qué manera Dios nos usó para evitar que otros cometieran suicidio. Yo volví a mi auto, y este hombre, más alto que yo, sepuso de pie, y me pidíó dineroAunque yo estaba a un paso de él, yo di otro paso para alejarme de él, y le dije que necesitaba orar. Entonces el hombre comenzó a alejarse y se fue. Yo no le recomiendo a nadie que se acerquen tanto a alguien en la noche. Necesitamos depender todo el tiempo del Señor para saber que hacer. Yo  ignore la amenaza que podría ser para mi vida este hombre, y me concentré en la necesidad de su corazón. Yo realmente me apené que el se fuera así no más, sin que pudiéramos hablar un poco más de Jesús. Trate de establecer comunión de corazón con las personas, buscando ayudarlas sinceramente en sus necesidades. La necesidades deben motivarlo a compartir la vida de Jesús.

Mateo 14
14
 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.

Yo recuerdo la primera noche que Dios me llamó para ser un testigo suyo y compartir el evangelio con otros. Yo he ido a testificar en calles de barrios bajos en las noches, y lo hice en las afueras de importantes tiendas. También lo hice a medianoche y lo hice por varias horas. Una noche de esas,  encontré a una persona, con casi 100 kilos más que yo, y con manos grandes y regordetas. Le extendí mi mano para saludarlo, y le di testimonio. Deseaba que aceptara a Cristo. El oró conmigo entregándose a Cristo, y después sonrío mostrando sus dientes con coronas de oro. Yo creo que el era miembro de alguna pandilla, aunque no pude comprobarlo. Cuando entré en la tienda, la cajera había visto todo, y llorando me dijo que yo había llevado a Cristo al principal mafioso del lugar. Ella me dijo que en el momento que él estaba aceptando a Cristo, un miembro de una pandilla había muerto por disparo de arma de fuego.  Este hombre parecía muy amable, aún cuando su corazón era muy duro. Este hombre se convirtió en mi amigo por varios años, y me presentó a muchas personas a las que también les hablé de Cristo.  Desafortunadamente, una noche fue arrestado,  perdió su casa y a todos sus amigos. Más tarde supe que su influencia en la pandilla llegaba a varias ciudades y aún Provincias. Yo me puse muy triste cuando me enteré que estaría preso por el resto de su vida.  El hombre que era temido por todos en las calles, se convirtió en mi amigo, y aún lo extraño. Yo oro para que el continúe conociendo a Cristo y lo tome en cuenta cuando se sienta solo. Dios cuida a todos los que predican en las calles denoche.

Una noche a la salida de un restaurante, le pregunte a un miembro de una pandilla, como yo podía entrar en su área para testificar.  Y su respuesta fue: "Simplemente trátelos como usted me está tratando a mi, y todo saldrá bien".  Yo supe que lo podía hacer, porque es como siempre lo hago. Usted debe tratar a todos por igual, no de acuerdo a su forma de ser o como aparenta. Tome tiempo antes de lanzarse a tener un ministerio en las calles para que Diosdesarrolle en su corazón el amor por los perdidos.

Otra noche en las calles, Yo fui a una casa donde había muchachos de una pandilla que estaban afuera fumando crack. Sus nombres eran Mole y Jesse. Ellos eran muy lindo jóvenes, y yo les presente a Cristo. Ellos dijeron, "Seguramente que queremos orar". Nos tomamos todos de las manos e inclinamos nuestros rostros para orar. Cuando ambos abrieron sus ojos dijeron, ahora podemos ver. Yo les pregunté qué significaba eso.  Ellos me contestaron: "En qué oscuridad estábamos".  Les explique que cuando Cristo viene a nuestros corazones, el Señor nos libera de nuestras adicciones y de nuestros pecados. Aunque ellos no esperaban que sucediera nada, ellos fueron salvos cuando oraron en fe, y le rindieron honor a Jesucristo. 

Casi un año después yo me encontré con Jesse, y él estaba un poco disgustado conmigo. El dijo: "¿Qué es lo que está errado?", "Porque ustedes nunca me invitaron a ir a la iglesia". Yo le dije que estaba muy apenado, y que me disculpara. Yo le había presentado al pastor que estaba conmigo y que se había comprometido a visitarlo. El dijo: "Pero, el nunca vino. Yo todavía leo mi Biblia. No estoy haciendo nada malo. Y se que debo ir a la iglesia".  Yo veo que a pesar de nuestra falla de seguirlo en su nueva vida, Dios lo había guardado.  Yo a veces soy criticado por los religiosos que dicen: “No hay nada bueno en llevar a alguien a Cristo en las calles. Ellos nunca vendrán a la iglesia”. Ellos deben pensar que es más fácil llevar a alguien a la iglesia que todavía no es salvo. Recuerde que Dios puede guardar a aquellos que son guiados a Cristo.

Por último, yo recomiendo usted no deje de orar mientras testifica en las calles. Algunas áreas son muy peligrosas y la guerra espiritual es muy fuerte. Algunas veces yo oro intensamente y así debe ser. Otras veces, por cinco minutos para ver resultados. También, recuerde de atar al enemigo, e invitar a Dios a que lo guarde del mal. Usted necesita el favor y la protección de Dios mientras ministra en las calles.

Mateo 16
19
 Y a tí te dare las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Su ministerio será tan efectivo, como lo será su relación con Cristo. Siga sus enseñanzas y déjese guiar por el Espíritu Santo si se encuentra con alguien en la calle de noche sin Cristo y sin esperanza. 

Lección doce

Grupo de Discusión

  1. Practique compartir a Cristo de una manera de llegar a la juventud. Interprete las Escrituras en un lenguaje simple que todos puedan entender.

Estudio Bíblico

  1. Estudie las Escrituras donde el Señor envío a Ananías a una  cierta ciudad y a una cierta casa para hablar con un hombre llamado Saulo. Repase la respuesta de Ananías para aprender a ministrar a aquellas personas que han hecho muchas cosas malas.  También, observe la respuesta del Señor en el versículo 15. Estas Escrituras me recuerdan que el Señor tiene un corazón compasivo para quienes están en las calles. El quiere que nosotros vayamos y los alcancemos con el evangelio.
    Hechos de los Apóstoles 9:10 -15

Tarea Opcional

  1. Forme un grupo y vaya durante el día, a algún suburbio de la ciudad  e intente dar testimonio. Organice caminatas para orar antes por los lugares donde quiere testificar. 

Richard C. Hobbs, Evangelist Mercy Street Ministries, http://www.mercystreet.com/espanol/1.htm


 
 
   
 
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