Capítulo cuatro
¿Por qué testigos?
Richard C. Hobbs
Dios nos ha escogidos para ser sus testigos. Somos los únicos que podemos dar a conocer al mundo quien es Jesucristo. Cada vez que comparto el evangelio en las calles, me maravillo de la cantidad de personas que nunca han oído del mensaje de la cruz. Muchos de estas personas provienen de diferentes etnias. Yo me pregunté a mi mismo, ¿cómo esto podía ser posible? ¿Cómo es que nadie había oído sobre el mensaje de la cruz? Otras veces nosotros encontramos personas que nunca habían pensado hacer una decisión por Cristo. También encontramos que las dos terceras partes de la gente a la cual les hablamos dicen que están perdidas y que irán al infierno. Encontramos que las dos terceras partes de la gente a la cual les hablamos dicen que están perdidas y que irán al infierno cuando mueran. Esta es la verdadera razón por la cual nosotros salimos a la calle a compartir el evangelio. Estamos en la calle para alcanzar con el evangelio las almas perdidas. Es nuestro privilegio comunicar el mensaje de salvación. ¿Está usted preparado para aceptar el desafío de Jesús, y si usted no está quien lo hará? Examinemos los textos a continuación y veamos porque debemos ser testigos.
¿Si nosotros no compartimos las Buenas Noticias, quien lo hará?
Romanos 10
13 “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?
15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviado? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas”.
No escondamos al testigo que hay en nuestro corazón
Salmos 40
8 “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley están en medio de mi corazón.
9 He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes.
10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea”
Nos piden que demos testimonio en las calles.
Salmos 144
12 ”Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, Nuestra hijas como esquinas labradas como las de un palacio;
13 Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; Nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos”.
Nos piden que vayamos y seamos testigos al mundo.
Marcos 16
15 ”Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Yo recuerdo una de las tantas veces en que daba testimonio de puerta en puerta en una de las zonas más pobres de una ciudad. Nos dimos cuenta que allí vivían muchos niños por la cantidad de bicicletas que había en los patios. Otras veces veíamos pinturas en las ventanas y otras veces zapatillas en el frente de la casa. De repente vimos un aparato eléctrico en el frente de una casa que parecía totalmente abandonada. Sin embargo golpeamos la puerta y alguien nos atendió. Nunca es buena idea abrirle la puerta a un desconocido e irse de nuevo. No obstante llame de nuevo y el hombre volvió y abrió la puerta. El estaba haciendo pollo frito en la estufa. Todavía tenía gas, pero no tenía electricidad. El parecía muy feliz de que lo visitáramos.
El dijimos porque estábamos allí, y el se sorprendió. El dijo que Dios había estado tratando con él toda su vida. Es sabía que algo le faltaba, pero no sabía qué. Yo le hablé de la necesidad de aceptar a Cristo para ser salvos. Y cuando le ofrecí orar para recibir a Cristo en su corazón, extendí mis manos, y el enseguida limpió sus manos de grasa y tomó las mías. Esto fue una cita establecida por Dios. Nosotros necesitamos recordar que siempre somos la respuesta a la oración de alguien. Yo estaba muy emocionado por saber que después que el había orado, nosotros golpeamos su puerta. De acuerdo al estándar del mundo, este hombre no tenía nada, pero yo creo que él tenía todo. El tenía la esperanza que de algún modo el conocería a Cristo. Dios el creador del universo lo amaba tanto que había enviado a alguien para compartir el evangelio y un abrazo con él. Yo estaba conmovido por haber sido la respuesta de oración de este hombre. Aunque este hombre tenía solo un sartén con pollo frito, estaba dispuesto a compartir todo con nosotros. ¿Estamos preparados para compartir todo lo que nosotros tenemos con otros? Yo fui profundamente tocado por este momento.
Tristemente, en la siguiente casa que fuimos, no tenían calefacción. El hombre que nos atendió tenía las manos más frías que yo nunca había tocado. Hay mucha gente herida en este mundo y nosotros debemos permitir que nuestro amor los alcance. Dios está buscando compartir Su amor con este mundo y El nos ha elegido a nosotros para que llevemos Su amor.
Yo estoy maravillado que por compartir solo unos momentos con las personas y mostrarles un genuino interés, como resultado de mi testimonio, las personas entregan su vida a Cristo. Yo me acuerdo en una ocasión, en un parque público, en que trataba de llevar a dos personas a Cristo. Ambos se sentían muy incómodos. Yo estaba siguiendo la dirección del Espíritu Santo y compartía el evangelio con ellos y escuchando sus comentarios y respondiendo a sus preguntas. Después me enteré que ambos eran miembros de una pandilla de delincuentes de Chicago. Mientras estaba con ellos, ambos parecían desesperanzados. Yo continué testificándoles tanto como podía. Hasta que les hice la invitación de aceptar a Cristo como su Salvador, ellos aceptaron y después de orar, pude ver un maravilloso cambio en sus rostros. El Espíritu Santo se movió con mucho poder y ellos comenzaron a ver los Nuevos Testamentos que les había regalado.
Uno de ellos me miró y me preguntó: "¿Qué tengo que hacer yo con el resto de mi vida?” Yo les dije, vuelvan a Chicago con un nuevo mensaje y una nueva misión. Si ustedes han sido salvos, no pueden seguir más en la droga. Uno dijo que sabía lo que estaba haciendo y que era justamente lo que se suponía que el no debía hacer. Y agregó que ahora sabía que Dios lo estaba llamando , porque lo había protegido muchas veces del peligro de muerte, y que tenía mucha habilidad para convencer a los niños. Por eso sentía que Dios lo llamaba a compartir el amor de Jesús con los niños de la ciudad. Esta fue una de las experiencias más impactantes que yo haya tenido en mi vida desde que comparto mi testimonio en las calles. En verdad, ellos recibieron un nuevo corazón.
Nosotros no nos podemos lavar las manos y olvidarnos de los perdidos y enfermos de este mundo. Nosotros debemos permitir que la Palabra genere el deseo en nuestro corazón para alcanzar a los perdidos. La cosa más importante en la vida es conocer a Cristo y vivir una vida para la Gloria de Dios. Dios está más interesado en quien es usted, que lo que usted pueda hacer por El. Su testimonio debe ser motivado por una profunda comunión con Dios. Dios quiere agrandar nuestro corazón, para que El mismo pueda crecer en nosotros.
Lección Cuatro
Grupo de Discusión
- Comente porque el Espíritu Santo necesita personas para compartir el mensaje del Evangelio con otros.
- ¿Cómo es posible que un miembro de una pandilla, como es nuestro ejemplo pueda repentinamente aceptar a Cristo?.
- Comparta cómo su comunidad puede cambiar a medida que la gente acepta a Cristo-
Estudio Bíblico
- A partir de la experiencia de Saulo, imagine por qué nadie antes le pudo hablar a Saulo del Evangelio (Hechos 9:1-2; 17-20).
- Reflexione a partir del texto de Juan 4:39-42, el efecto que causó en una ciudad, el que una sola persona aceptara a Cristo.
Tareas
Invierta tiempo en oración, y permita que el Espíritu Santo le muestre la gente perdida en su comunidad.