Capítulo 8
El secreto: aprender de los errores - Dios trae seguridad a la vida del líder
Ps. Fernando Alexis Jimenez
¿Estoy en el camino correcto?¿Los pasos que he dado hasta el momento llevarán al cumplimiento de los propósitos de Dios en mi vida?¿Por qué transcurre tanto tiempo sin que nada extraordinario ocurra?¿Acaso Dios no escucha mis oraciones?¿Por qué en la vida de otros líderes pareciera que todo se desenvuelve a las mil maravillas mientras que en el ministerio a mi cargo pareciera experimentar estancamiento?
Usted se encuentra dando vueltas en cama. Es pasada la medianoche y no halla respuestas para sus interrogantes, que aumentan con el correr de los días.
Hace pocas horas tuvo una reunión. Tres de los maestros de Escuela Dominical presentaron renuncia al cargo y advierte que hay cambios en el comportamiento del co-pastor; lo más seguro es que aceptó la oferta que le hicieron en una iglesia creciente del centro de la ciudad y pronto pasará la carta de dimisión.
--¿He fallado en algo?—vuelve y se interroga. El reloj despertador ha corrido inmisericorde y todavía no logra conciliar el sueño.—Señor, si tuviera una respuesta tuya...--.
Sin duda una y otra vez ha experimentado la misma situación. No es fácil. Solo usted y quienes conocen el desierto de dolor, preocupación e incertidumbre, saben de qué hablo.
La idea que muchos tienen en torno a que el camino de los líderes es color de rosa no solo es ajena a la realidad sino que además, no consulta el proceso de formación de quienes, en medio del trabajo, aprenden y a partir del nuevo conocimiento previenen fallas a futuro.
Jacob era tramposo. Nadie lo pone en duda. Aprovechaba las circunstancias difíciles de los demás y sacaba ventaja, estamos de acuerdo. Y a todas estas características sumaba una tercera que es contraproducente para quienes ejercen el liderazgo: tenía una excesiva dependencia de su madre.
En su caso particular, puede ser una dependencia enfermiza de un superior jerárquico o tal vez de la solidez económica con la que está seguro, podrá financiar los proyectos.
Es probable que depender sea una palabra que se aplica a su existencia cuando se refiere a la opinión de los demás. No hace absolutamente nada sin consultarles y, justo por estar haciendo consenso, termina obrando en contravía de lo que hubiese querido.
El líder debe romper toda observancia humana y someterse a Dios, quien no solo guía acertadamente nuestros pasos, sino que es quien nos llevó a trabajar en la obra del Reino. ¿Y si mi desempeño es secular? Igual, es necesario que rompa cadenas o como solemos repetir en Latinoamérica, que no estemos sujetos al “cordón umbilical”.
Le invito para que volvamos las Páginas de nuestra Biblia y vamos, como espectadores que no quieren perder detalle, al tránsito de Jacob a Padan-aram, huyendo de su hermano Esaú:
“Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Y tuvo miedo, y dijo: !!Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.”(Génesis 28:10-18).
Dios nos acompaña
El encuentro que experimentó Jacob con Dios fue altamente favorable por varias razones. La primera, porque entendió que en medio de su trasegar no estaba solo. Por el contrario, Dios iba con El. “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra”.
¿Cuántas veces nos sentimos abandonados a nuestra suerte mientras desarrollamos algún ministerio? Los esfuerzos parecen infructuosos y es probable que hayamos razonado que estamos predicando en un desierto. Es factible incluso que nos embargue la sensación de que estamos dando todo de nosotros pero no recibimos nada a cambio.
Pero nos equivocamos. Dios conoce la situación que atravesamos y está esperando que volvamos a El nuestra mirada, en procura de Su intervención. No hará nada que vaya en contravía de lo que pensamos o hacemos. Pero tiene libertad plena cuando le pedimos no solo que trate con nuestra existencia sino que tome control del desenvolvimiento eclesial y secular.
Un segundo elemento que aprendió Jacob fue que:
Debemos permanecer en las promesas de Dios
Aunque todas las circunstancias estén en contra, es esencial permanecer en las promesas de Dios. Este hecho implica una total dependencia de Su voluntad y obrar en nosotros.
Cuando el Señor promete algo, debemos estar seguros de que cumplirá. La ilustración más aproximada a este concepto es el hombre que, tras el naufragio de la embarcación en la que se desplazaba, se prende de un pedazo de madera como su única posibilidad de salvar la vida.
Observe el texto nuevamente. El Señor fue claro al recordarle: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente”.
La paz que embargó a Jacob renovó sus fuerzas. ¡Podía seguir luchando!... Valía la pena.
Aplique esa Palabra a su existencia. No desista del trabajo que está realizando. Si le asiste el convencimiento que es el propósito de Dios para usted, siga firme. No renuncie. No importa cuántos obstáculos puedan levantarse. Recuerde que ganador no es quien comienza la carrera con mucho entusiasmo y renuncia en la mitad del camino, sino quien llega hasta el final, así sea el último.
Un tercer principio que aprendió Jacob fue:
Hay que permanecer en la voluntad divina
Hay varias formas de desplazarse de Buenaventura, en Colombia, hasta Lima, en el Perú. Los dos son puertos. Imagine por un instante que debe transportar una carga enorme.
Usted puede acudir al desplazamiento por tierra. Tardará en lograr el objetivo, los costos serán altos, correrá peligro de ser asaltado en carretera, deberá hacer muchas pausas en ciudades y pueblos a los que llegue y posiblemente la mercancía llegará maltratada.
Una opción rápida aunque demasiado costosa es por avión. Nada impide que llegue a Quito, a menos que la aeronave se precipite a tierra. Es cierto, la mercancía llegará en buen estado pero lo más previsible es que el valor del flete será tan alto que disminuirán los márgenes de ganancia.
Una tercera alternativa es por vía marítima. El traslado se haría de puerto a puerto. Los costos son bajos, hay altos márgenes de seguridad, la movilización es relativamente rápida y los productos llegarán en buen estado.
Le pregunto. ¿Cuál de las tres posibilidades es la más aconsejable?. “El transporte por mar”, me responderá. Y coincidimos, pero usted habría tenido la oportunidad de escoger.
Igual cuando el Señor depositó en nosotros una misión. Podemos hacerlo a la manera de Dios, a nuestra manera y a la manera del mundo. Sólo cuando marchamos en el centro mismo de la voluntad del Supremo Hacedor, tenemos asegurada la victoria.
Este principio debe llevarle a un examen juicioso de cómo está su desenvolvimiento. ¿Está en la voluntad divina?¿Obra conforme le orienta su corazón?¿Consulta qué decisiones tomar con todos los que pasan a su lado? El resultado de la evaluación permitirá que reoriente su sendero y le corroborará que es necesario hacer constantemente un alto en el camino para mirar si estamos transitando acertadamente hacia la meta.
La transparencia identifica al líder
Ya lo sabemos: Jacob era tramposo. Era una de sus muchas facetas. Quería llegar a la meta pero tomando atajos. Quien se desenvuelve así, no solo tendrá problemas a corto y mediano plazo sino que más temprano que tarde hallará un timador igual.
Y a nuestro líder experimentó esa situación. Primero, su suegro Labán lo hizo trabajar siete años por la mujer de sus sueños: Raquel, sin embargo le entregó primero a Lea aduciendo que así estilaban en la región, y después –por el trabajo de otros siete años—a Raquel. (Génesis 29: 16-30).
Con la inquietud en su corazón por semejantes tretas, a Jacob le tocó definir con Labán su salario. Tras pensarlo bastante, le pidió las ovejas manchadas de color y las oscuras (Génesis 30:31-36). Hasta allí todo estaba bien, sin embargo “Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber. Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores. Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. ”(Génesis 30:37- 40).
¿Le suena familiar esta actitud? Seguro que sí. Es el mismo Jacob de siempre. Probablemente con un poco más de barba y menos cabello, pero el mismo. No ha cambiado nada.
Es probable que le asistan no el engaño sino otros comportamientos que empañan su desenvolvimiento ministerial o secular. ¿Qué puede ocurrir? Que se estancará y siempre arrastrará la imagen de alguien en quien no se puede confiar. ¿Qué resta? Permitir que Dios trate con su existencia. El no utilizará a quienes todavía estén bajo el engaño y la mentira. No son prácticas que se estilan en el pueblo santo y, si le abre las puertas, operará los cambios que son necesarios en su existencia.
Jamás olvide que una de las pautas que aprende un buen líder es a rodear su desempeño con transparencia en todo cuanto piensa y hace.
El perdón debe primar en el líder
Llegar a una posición de liderazgo no nos otorga prerrogativas como el poder odiar y guardar resentimiento hacia aquellos que de una u otra manera nos provocaron mal. En absoluto. El perdón debe ser una característica que identifique nuestro desenvolvimiento tanto eclesial como secular.
El principio de perdonar lo debió aprender Jacob como ya lo había aplicado Esaú. Jamás imaginó que tendría que recurrir a su hermano, pero como solemos repetir en Latinoamérica “La vida da muchas vueltas y es probable quedar en el mismo sitio”. Ante lo inevitable de un encuentro, envió varias delegaciones que le prepararan el camino con el recado: “Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos.”. (Génesis 32:4, 5).
Contrario a lo que pensaba, Esaú tenía un corazón que en apariencia era duro pero estaba inclinado a dejar de lado las molestias que pudieran despertarle aquellos que le ofendían.” Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano. Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.”(Génesis 33:1-4).
No puedo comprender cómo alguien puede ministrar con un corazón lleno de rencor y resentimiento hacia su prójimo. Si es su caso, llegó la hora de volver la mirada a Jesucristo y pedirle que trate con su vida de tal manera que sane las heridas emocionales y coloque perdón donde antes primaba el odio.
Recuerde que un líder que aspire llegar a la cumbre, debe estar dispuesto para que Dios aplique los ajustes necesarios en su existencia...
PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN
1. El líder debe romper toda dependencia humana y someterse a ______________
La idea que muchos tienen en torno a que el camino de los líderes es color de rosa no solo es ajena a la realidad sino que además, no consulta el proceso de formación de quienes, en medio del trabajo, aprenden y a partir del nuevo conocimiento previenen fallas a futuro.
2. Mencione las razones por las cuales el encuentro de Jacob con el Señor (narrado en Gen 28:10-18) fue tan favorable, es decir los principios que Jacob aprendió.
3. Cuando sentimos que nuestros esfuerzos son en vanos, y hasta pensamos que estamos solos ¿Qué promesa tenemos de aquel que nos llamó?
4. ¿Que espera el Señor de nosotros cuando estamos como refleja la pregunta #3?
5. Aunque todas las circunstancias estén en contra es necesario permanecer en las ____________________________,
es decir, tener una total __________________________ de su voluntad.
6. Cuando hacemos las cosas conforme al plan y la manera de Dios tenemos asegurada la ______________________.
7. Cuando tenemos comportamientos que empañan su desenvolvimiento ministerial o secular ¿Qué debemos hacer?
8. Una de las pautas que aprende un buen líder es a rodear su desempeño con _______________________en todo cuanto piensa y hace.
9. El ___________________ debe ser una característica que identifique nuestro desenvolvimiento tanto eclesial como secular.