Capítulo 10
El líder se prepara para ejercer el liderazgo
Ps. Fernando Alexis Jimenez
Roboam fue un rey joven de la antigüedad. Joven, brillante y ambicioso. Su árbol genealógico era estupendo: bisnieto del rey David e hijo del rey Salomón. Asumió el poder cuando tenía algo más de cuarenta años, en el año 997 a.C.
¿Qué podemos decir de este joven monarca? Que estaba signado para ser un triunfador. El reino al cual iba a gobernar era sólido en el plano económico y militar. Gozaba de reconocimiento internacional y tenía enfrente una brecha para consolidarse como uno de los más fuertes en toda la historia de la humanidad; sin embargo terminó en división y fracaso.
¿La razón? El relato lo podemos leer en el primer libro de Reyes, capítulo 12, versículos del 1 al 33. Allí encontramos la respuesta: Roboam no estaba preparado para tres cosas. La primera, para asumir el poder y ejercerlo con equilibro; la segunda, para tomar decisiones oportunas, acertadas y eficaces asido de la mano de Dios, y tercera, para proyectar su reino hacia el futuro.
No se trata de un capítulo aparte en el devenir histórico, por el contrario, se repite con mucha frecuencia.
A posiciones de liderazgo llegan hombres y mujeres que no tienen la preparación suficiente, y a la incapacidad que les asiste añaden otro ingrediente: la auto suficiencia. No quieren depender ni de Dios ni del hombre y desechan todo consejo. Quien está revestido de estas dos características está condenado al fracaso.
Un líder no es pretencioso
Cuando José interpretó los sueños del Faraón, en los que además de siete años de prosperidad se avecinaban otros siete de hambruna y de miseria en el territorio, tal como lo leemos en el capítulo 41 del libro del Génesis, tenía la enorme responsabilidad de proponer una alternativa que librara a Egipto de una crisis financiera de impredecibles consecuencias, la que iría acompañada por la muerte de sinnúmero de personas.
Aunque tenía todas las posibilidades del mundo de sacar ventaja de la situación, sin mayores pretensiones recomendó al gobernante egipcio: “Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de abundancia...”(versículos 33, 34).
Además de demostrar que pensaba en el ahora y también en el mañana, José planteó un plan a seguir. No pretendió obtener beneficios personales. Sin duda, una marcada vocación de servicio.
Aquí vale la pena hacer un paréntesis. En su vida personal y en la posición de liderazgo que ejerce, ¿ha visualizado qué puede ocurrir a vuelta de seis meses, en un año o quizá en una década? Es a esta característica que llamamos visión.
¿Tiene usted visión? Es esencial que se formule este interrogante y a la vez, busque una respuesta. De ella depende en gran medida el futuro de su liderazgo.
De plebeyo a Gobernador
José encarna la historia apasionante de un hombre que pasó de extremas condiciones de precariedad siendo plebeyo y peregrino a gobernante egipcio. Es como en el argumento de una novela de nuestros tiempos.
“El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, y dijo Faraón a sus siervos:¿Acaso hallaremos a otro hombre como este en quien esté el Espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay otro entendido ni sabio como tu. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernara todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tu”(Génesis 41:37-40).
De esta manera llegó a tener poder sobre todo el territorio egipcio (versículo 41), fue vestido con atuendo real (versículo 42), y le permitió emparentar con la corte faraónica (versículo 45).
El líder obra con equilibrio
Un refrán popular en Latinoamérica identifica el comportamiento de algunos líderes: “El que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver”. Con esta frase tipifican a quienes no saben disfrutar y utilizar aquello que logran. También, arruinan lo que consiguen.
El líder cristiano o secular debe aprender a ejercer el poder. La autoridad no es imposición; se asocia más con motivación. Es comprometer a quienes nos rodean con la visión, misión y propósitos que nos asisten.
En José se manifiesta este grado de motivación a los demás y cordura en sus actuaciones.
“Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número”(Génesis 41:49).
¿Cuál era el propósito de recoger tanto alimento? Proveer para el largo período de escasez que se avecinaba: “Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre”(Génesis 41:57).
El líder frente al pasado
Hace algún tiempo vi una extraordinaria película. Se llama “El Chico” y la protagoniza Bruce Willis. ¿Por qué razón califico este filme de extraordinario? Por el mensaje que encierra.
Es la historia de un hombre que, una vez realizado como profesional, de pronto se ve confrontado con su pasado; específicamente con la infancia.
El reencuentro con el niño que lleva dentro le permitió identificar escenas traumáticas que se reflejaron en su presente. Solo de esta manera pudo encontrar el equilibrio necesario para alcanzar la realización personal.
Algo similar ocurrió con José. Las circunstancias llevaron a sus hermanos a viajar a Egipto. Las vueltas de la vida le llevaron a confrontarse cara a cara con quienes le vendieron como esclavo, años atrás: “Y José cuando vio a sus hermanos, los conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló ásperamente, y les dijo:¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos. José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron”(Génesis 42:7, .
Algo que evidenció en su vida fue el perdón. ¿Cuál fue la razón para que tratara duramente a sus hermanos? El deseo de conocer más de los acontecimientos de sus vidas desde el momento en que se separó de ellos. Pese a su reacción, en apariencia distante, les ayudó como podemos leer desde los 42 al 48.
No les guardó rencor, por el contrario, les perdonó y les ofreció una nueva oportunidad. “Y dijo José a sus hermanos: yo soy José;¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mi. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”(Génesis 45:4-8).
Dios premio su perseverancia. Todos los acontecimientos obraron a su favor aunque al principio no parecía que nada bueno pudiera ocurrir. Se tornó realidad en José el postulado bíblico: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”(Romanos 8:28).
PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN
1. Mencione dos características que condenan al fracaso a un líder.
2. Un líder no busca obtener beneficios _________________________ y no es __________________________.
3. Un líder debe tener _____________________ (capacidad de visualizar hacia el futuro).
4. El líder debe aprender a ejercer el _____________________.
5. La autoridad no es para _________________________, más bien es para _____________________________.